Álvaro de Luna: “Me dejo llevar por la relación de la cabeza y el corazón”

Álvaro de Luna (Madrid, 1935) representa a esos pocos actores de la vieja escuela. Una escuela donde no les enseñaban, aprendían ellos gracias a la observación. Acabó en la profesión de casualidad, todo comenzó con sus estudios de Medicina y una fuerte afición al deporte, “estudiaba menos y entrenaba más” declara cuando le preguntan por aquellos años. Gracias a Paco Lara se inició como especialista en escenas de acción, compaginándolo con sus estudios. No tardó en perder “la ilusión del mundo circense del especialista” y con un pequeño papel en una película que ni recuerda el nombre, “algo del zorro… la espada del zorro o algo así” arrancó su aventura por el mundo del espectáculo. Muchos se acuerdan de su actuación en Curro Jiménez, los más jóvenes prefieren verle como el novio de Lourdes, en la actualidad es más conocido como portavoz de la Plataforma de Apoyo a Zapatero o por su reciente nominación al Goya.

Siempre amable y cariñoso, abre las puertas de su casa a cualquier curioso. Cada pregunta supone un viaje en su larga trayectoria, recordando nombres, situaciones y películas que otros han olvidado. Manifiesta un continuo respeto y admiración por aquellos que le han acompañado en sus andanzas entre los escenarios y los decorados. No tarda mucho en mencionar frases de su íntimo amigo Fernando Fernán-Gómez y no tiene tapujos en mostrar sus pensamientos. Responde pregunta tras pregunta como un libro abierto, sus páginas están algo desordenadas pero a nadie le importa perderse en ellas.

Pregunta - Aunque su última película ha sido ‘El libro de las aguas’ prefiero empezar hablando de ‘El prado de las estrellas’ porque supuso su nominación. ¿Qué se siente cuando tus colegas reconocen su trabajo y esfuerzo?

Respuesta - Es el premio que los actores valoramos más, es el reconocimiento dado por los que más entienden de la profesión. A los críticos o al público se les puede engañar, pero a los profesionales no. Es muy agradable, te sorprende y sorprende más cuando se tiene mi edad, al final de una carrera.
P - Después de un reconocimiento como éste. ¿La siguiente película se coge con más fuerza o vitalidad?

R - Después de más de 40 años de profesión, tengo muy dividido lo que son los reconocimientos, los reconocimientos no recibidos y otra cosa es la profesión. A mi a estas alturas lo que más me divierte es el trabajo del actor, el que empieza cuando recibes el libreto, lo lees, intentas ver como meter mano a ese personaje, como entrarle en el psiqué, en el movimiento, en su mirada... A partir de ese momento es cuando me divierto en la profesión hasta que lo ruedo. Lo ruedo en el sentido final, puede ser teatro, televisión…

P - Volviendo a lo de los Goya, Alfredo Landa antes de la entrega estaba seguro que lo iba a ganar, al final se lo llevó Alberto San Juan. ¿Esperaba ganarlo o al menos tenía un discurso preparado?

R - No, no suelo preparar casi nunca los discursos. Cosa que hago mal porque luego los amigos siempre decimos que se me ha olvidado esto o no he dicho esta cosa. Me dejo llevar un poco por la relación de la cabeza y el corazón. Yo no había pensado mucho aunque algo sí, en el sentido que no sería un agradecimiento a las personas más cercanas sino que sería un recuerdo a aquellos que habían empezado conmigo y no habían tenido la suerte de coger personajes que tuvieran la posibilidad de ser admitidos claramente por la profesión. Siempre lo vi muy difícil [ganar el Goya], Alberto San Juan está muy bien en la película, es un actor muy entero. A mi me extrañaba que Alfredo mostrase esa seguridad de que iba a ganarlo y no sólo Alfredo sino mucha gente como en la SER o el periódico EL PAIS. A mi me parece un buenísimo actor, pero no entendía por qué esa seguridad. Una votación de algo artístico que es etéreo, no es tangible no se puede pesar, no es como atletismo, uno hace 10,8 otro 10,9 se sabe quien ha ganado. Pero lo artístico, es una percepción de lo que es el arte, en función de la persona que lo ha hecho y de la aceptación del público.

P - No voy a entrar en la polémica de si el cine español es bueno o malo pero es evidente que algo falla. ¿Qué falla?

R - Yo soy partidario de hacer un nuevo congreso, se hizo el congreso de Salamanca cuando todavía estaba la dictadura y salieron muchas cosas. Un congreso de los profesionales, de todos, del que pone la luz, el guión… de todos. Yo creo que el cine no es ni tan bueno como dicen algunos profesionales, ni tan malo como dicen algunos, que lo dicen como si el cine español fuese un conjunto. El cine español es cada cine español, la película es cada película. Hay películas buenas, malas y regulares, igual que las películas americanas, francesas, italianas…Pero qué le falta al cine español, yo creo que en la postproducción, en el lanzamiento de la película falta dinero, porque los estudios casi siempre que llega el momento de la postproducción están secos, pero no es así durante el rodaje donde se cuenta con casi todos los medios. No es obligatorio hacer Ben-Hur, Barrabás o Cleopatra… No es obligatorio, ahora mismo el cine argentino está haciendo películas con historias interesantes. Yo creo que falla un poco las historias. No en cómo están contadas, actualmente están contadas mejor que nunca, los jóvenes saben mucho más del lenguaje cinematográfico. Sin embargo, me parece que les falta una vuelta, como dar la vuelta a la carne en el asador. Casi todos los guiones que leo, noto algo que no ocurre fuera. Cada personaje debe tener una línea más o menos cambiante, en dientes de sierra, pero una línea. Aquí ocurre mucho que los personajes son intercambiables, como si ahora soy yo el que pregunta y tú eres el que responde. No culpo sólo a eso, no sé exactamente qué falla. Por eso yo propongo hacer un congreso entre profesionales del cine. Para decirnos a nosotros mismos por qué no funciona el cine. Luego también las críticas, todo hace daño, cuando el enfermo está enfermo todo le hace daño. Yo he leído muchas críticas en las que dicen ‘esta película no me ha gustado’, el gusto o el disgusto en un hecho artístico no existe para las críticas, hay películas galardonadas que no me gustan y luego otras que no reciben grandes premios que me tienen pegado a la pantalla.

P - ¿Nunca se ha arrepentido de ningún papel?

R - Bueno… Yo soy un actor autodidacta, nunca he ido a ninguna escuela… Hay una parte que no la entiendo bien, quizás eso es parte de la profesión. Un actor casi siempre elige por la capacidad del personaje, porque juntar personajes para una película no es fácil. Puede ocurrir que te llamen para un papel que no tiene mucha entidad y que en la película sea muy importante. Yo, hasta ahora, que he tenido bastante suerte porque entonces no habría vivido tantos años de la profesión, he preferido en lugar del producto final, que no se nunca bien como va a ser, busco el personaje. Busco si ese personaje tiene lo suficiente, la entidad suficiente, de transmitir lo que es mi oficio: emociones a los espectadores. No me atrevo a ver si en esta película tengo que trabajar haga lo que haga. No he hecho eso, lo que he hecho es cuando me viene una película que incluso no tiene un gran reparto, que no tiene nombres muy rimbombantes prefiero hacerlo. Porque el trabajo, lo que mas me divierte, no es ni siquiera ver la película es trabajar. Digamos que esa es la ilusión del actor.

P - En el año 2008, le vimos en un cameo en Hospital Central, pero su popularidad en televisión viene de mucho antes. En 1977 se acabó la serie Curro Jiménez y la volvisteis a retomar en 1994 con una pequeña temporada. ¿No tomarías de nuevo el papel de otra película?

R - No, yo creo que incluso eso fue un error. Los personajes están en su momento, para mi el oficio de actor es artesanal, que no es lo mismo que lo artístico. Lo artesanal está cercano, es el conocimiento para saber hacer bien algo. Lo artístico es algo más, es llegar a hacer algo que un momento determinado transciende, transciende… Yo no sé… Me cuesta mucho pasar de una cosa a la otra… Qué me preguntaba exactamente…

P - Si repetiría otro papel....

R - ¡No! Yo creo que el papel esta hecho en su momento, con tus vivencias de ese momento. Es decir, el personaje años después es como si lo hiciera otro actor. Los actores tenemos una preparación interior, nuestras inquietudes, los libros que leemos, los cuadros que vemos, las experiencias… Los autodidactas para qué te voy a contar, su única técnica es el conocimiento de los seres humanos… A mi no me gusta repetir papeles, hasta el punto que la segunda parte de Curro Jiménez yo fui muy reacio a hacerla, yo decía: ‘Ya he hecho ese personaje y ahora tengo 10 años más o 15 años más y soy otra persona’. La interpretación es un hecho a cada momento y es irrepetible, lo puedes hacer distinto pero no igual.

P - Muchas de sus películas transmiten valores pero nunca se había declarado políticamente de forma pública como en las pasadas elecciones con la Plataforma de Apoyo a Zapatero, donde usted era uno de los portavoces. ¿Cómo surge la idea?

R - Las elecciones anteriores no, las anteriores, me sentí zaherido, me sentí insultado como actor, con acusaciones como que los actores están vendidos… No era verdad, los actores tienen una opinión igual que los dentistas o los abogados. A mi me parecía que era obligado estar en esa lucha democrática, no buscando enemigos sino dejando claro del lado que estas, lo que te parece que será un beneficio para los demás. Por una serie de coincidencias… una serie de amigos y tal, que habíamos participado en coloquios me hizo estar como portavoz de la plataforma de José Luís Rodríguez Zapatero…

P - Se pareció mucho a la que hicieron los artistas con Obama. ¿Visteis algún paralelismo?

R - (Risas) Yo creo que no… No tiene nada que ver… Zapatero es un hombre de izquierdas, a la europea, un socialdemócrata basado en todos los antecedentes del partido socialista… Obama es de otra sociedad totalmente distinta, lo que pasa es que en una sociedad tan claramente capitalista, con unos tabús religiosos…

P - Hubo problemas con la PAZ… (se ríe) Cito textualmente lo que publicó EL PAIS: “José Luís Cuerda ha leído el manifiesto llamado ‘Defender la alegría’ y ha pedido el voto por el PSOE para que no vuelva la turba mentirosa que piensa desde su imbecilidad que todos somos más imbéciles que ellos y para que los obispos no nos echen encima una teocracia estúpida”. Declaraciones como esta supusieron fuertes críticas del PP y la COPE sobre todo. ¿Sigue esta línea?

R - No, no, no… El manifiesto es claro, la forma de explicar el manifiesto cada uno tiene la suya. Para estar en esta plataforma nadie nos preguntaba ni de donde veníamos ni a donde íbamos, ni nuestra forma de expresión ni nuestro lenguaje. Algunos hubieran rebajado lo que dijo José Luís Cuerda. Yo no creo que sea necesario insultar, mi parte más positiva está en la política, mucho más que en mi vida. En el sentido que en política soy mucho más positivo que en mi vida donde soy mucho más negativo. Yo creo que uno debe decir qué defiende y por qué lo defiende y dejar a los demás con sus negaciones y sus cosas. José Luís hizo lo que sintió y no había censuras en el sentido si no dices esto, di esto, cada uno dijo lo que quiso… Era una plataforma donde había mucha gente, estaba Almodóvar, había pintores… Cada uno lo expresa a su forma. La Plataforma de Apoyo a Zapatero era la plataforma de apoyo de todas esas opiniones que apoyaban a Zapatero. No había unidad, lo que decía uno no se tenía que corresponder con lo que decía el otro.

P - Volviendo a lo de Zapatero… Muchos votantes socialistas se sientes decepcionados con la gestión actual de Zapatero… ¿Estaría en esa postura?

R - Sigo manteniendo una cierta confianza en Zapatero… Yo lo que veo es que no insulta, veo que los demás le insultan… Su política… A mi me gustaría que fuera más de izquierdas… Que apoyara más la enseñanza pública… Pero es bastante respetuoso, no se puede romper todo de pronto, Zapatero no puede… Yo digo que es el presidente que más cosas ha cambiado en las libertades… Por ejemplo, ahora con lo del aborto, no con la historia del aborto sino con la regulación… Parece que ahora se ha inventado si el aborto sí, si el aborto no… En cuanto a la regulación… Me parece que la ministra Aído funciona bien… Yo cuando le oigo, oigo siempre hablar de las regulaciones sociales está más cerca de eso… No cabe duda que hay una regresión muy fuerte y que en nivel de votación… Yo tengo mis dudas… Algo ha bajado pero en el País Vasco han subido siete diputados. Yo creo que tiene una legislatura muy difícil, desde luego yo tengo todavía confianza… Yo no tendría confianza en Zapatero si le regalasen los trajes… Como todavía no se los regalan… Si yo me enterase, desconfiaría, esos pequeños datos marcan. Tengo una esperanza razonable en Zapatero.

P - ¿En las siguientes elecciones veremos de nuevo la Plataforma?

R - No la hemos desecho, no la usamos, ni la hemos usado… Yo sigo teniendo las mismas ideas que antes… No soy carné de ningún partido… Yo sigo siendo, como cualquier ciudadano, una persona con mis ideas y hay cosas que me gustan más y cosas que me gustan menos. Yo no estoy en un partido en el que tengo que votar un programa, yo voto en las elecciones y me he marcado un camino que es el de izquierdas y yo seguiría votando a Zapatero.

P – Hablemos de su futuro. Un amigo suyo como Fernando Fernán-Gómez era director y actor. ¿No se atrevería a dar el salto a la dirección?

R – Hasta hace nada, hasta este verano, para mi era lejano. Yo soy una persona que no puede hacer muchas cosas a la vez, casi no puede poner la radio y leer… No puedo hacer varias cosas a la vez. El director no tiene nada que ver con el actor. El caso de Fernán-Gómez, una de las personas más lúcidas que yo he conocido, por no decir la más. Tenía la doble capacidad de transmitir sensaciones y, a la vez, era buenísimo contando historias. Pero desde el verano le doy vueltas a que a lo mejor debería contar algo que puede ser una historia de amor o generacional… Creo que iría por ahí, una historia generacional. Si me llegas a preguntar en el mes de junio te habría dicho que no, sin embargo, ahora estoy pensando que si existe una posibilidad.

P - La última pregunta y casi obligada: ¿Cuáles son sus proyectos de futuro?

R - Pues en este momento tengo la posibilidad de dos series, naturalmente dos hombres mayores. Una que me interesa más porque trata eso que hemos hablado antes, la sociedad en valores… Pero no rimbombante, trataría de una familia que acaban marchándose a una zona rural… Luego entrar a una serie de las que están. Y estoy estudiando una comedia de Elvira Lindo, columnista de EL PAIS, novelista… Una obra de teatro que me trajo mi representante y tendríamos que haber estrenado ahora en enero, pero se ha ido retardando y parece que la vamos a estrenar en mayo. Todavía no estoy contratado, he hablado… El reparto se está haciendo menos mi personaje.

P - ¿Cuál sería su papel?

R -
Pues eso, un hombre mayor con un matrimonio que no funciona. Son cuatro personajes nada más…


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