Los límites de la televisión

Existe una frase hecha propia de los mafiosos y corruptos: Todo el mundo tiene un precio. Lo más lamentable es que es cierto, tal y como demuestra la vida de Jade Goody, antes de explicar quién es, me gustaría preguntar: ¿Por cuánto venderíais vuestros últimos días de vida? ¿Sacrificaríais la intimidad, la posibilidad de disfrutar sin cámaras de tus últimos días, por un millón de libras?

Creo que todo el mundo ya sabe por dónde van los tiros. Jade Goody apareció por primera vez en televisión tras participar en el programa británico 'Gran Hermano', desde entonces su vida ha sido un puro circo mediático no exento de polémica. En 2007 consiguió aparecer en todos los informativos del mundo por unos insultos racistas a la actriz hindú Shilpa Shetty cuando participaba en otra edición de Gran Hermano (esta vez, edición famosos). Intentó compensarlo participando en Big Boss, el Gran Hermano hindú, tuvo que abandonar cuando le diagnosticarón cáncer terminal. Toda su vida ha estado en los medios de comunicación: su boda, el bautizo de sus hijos... Fue muy fiel a sus principios, su agonía no iba a ser menos, así que también la vendió por un millón de libras (según informa La Vanguardia).

Creo que la idea está clara, me niego a seguir hablando de Jade Goody aunque antes mencionaré una curiosidad: Una mujer se hace famosa gracias a un 'reality show' y participa en otro solo para famosos gracias al anterior, es un tanto incoheren ¿no?

Existe una película de Jim Carrey que lleva los efectos de la telerrealidad a grandes extremos. Muchos sabrán perfectamente a cual me refiero, se trata de El show de Truman. Resumiendo, se crea un 'reality' impresionante: La vida de una persona grabada desde su nacimiento sin que éste se dé cuenta. Incluso el programa del film cuenta con sus propios espacios televisivos para la publicidad, toda una parafernalia para satisfacer las extrañas necesidades de una audiencia por espiar la vida de otros.

--

¿Estamos dispuestos a llegar a estos extremos? Parece que sí, sólo un millón es suficiente para eliminar incluso el momento más íntimo de la vida: la agonía antes de la muerte. Existe un gran paso entre un Gran Hermano y la muerte de Goody, existe un pequeño paso entre esta grabación y un programa similar al show de Truman.

Es evidente que el dinero mueve el mundo, pero no es necesario llegar a estos extremos para demostrarlo. No todo lo que la audiencia pide se debería dar, estoy convencido que no habría nada con más éxito que un combate a muerte. Realmente, un combate a muerte entre dos contrincantes no tiene tantas diferencias, ves a personas sufrir y al final una ya no puede continuar sus andanzas televisivas. ¿Por qué no lo hacemos? Hasta ahora pensaba que era cuestión de ética, empiezo a pensar que simplemente no es rentable: Dos millones de libras para los luchadores por unas dos horas de show no dan suficiente publicidad para rentabilizar el producto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario