Las comparaciones son odiosas

Comparar una serie americana y una serie española puede dejar mucho que desear. Sin duda, la calidad estadounidense supera con creces a la ibérica, ya no es sólo por cuestiones económicas, simplemente el argumento deja evidentes las diferencias.
Una posible comparación sería Anatomía de Grey y Hospital Central. Dos series de médicos donde podemos ver sus líos personales. Simplemente, el enfoque inicial marca las distancias. Anatomía de Grey muestra como unos jóvenes doctores intentan convertirse en cirujanos, mientras 'Hospi' (como lo llaman sus seguidores) es sobre el hospital en general. Un gran error, es totalmente imposible reflejar toda la vida de un hospital, demasiados personajes y clichés en los que se puede caer.

Seguramente, el hecho más reprochable es la falta de evolución en los guiones españoles. Aquí, si algo funciona se explota hasta que no sirva y bienvenido al cubo de la basura, los personajes apenas cambian y si no aportan el 'enganche' esperado del público la muerte les acecha. No obstante, los americanos optan por innovar, cambiar, los personajes cambian, Grey ya no es la ingenua doctora sino que muestra sus reservas y es capaz de desenvolverse tras un par de años dedicados a la medicina. La muerte o desaparición de un personaje está para dar cambios en el guión y no es un simple mecanismo controlado por las audiencias.

Un gran inconveniente que encuentras los españoles es la falta de compromiso. Si un actor triunfa abandona la serie para realizar nuevos trabajos, no importa destrozar la serie por completo como hizo Carmen Machi con Aida. Lo importante es ganar dinero y fama, aunque es lógico cuando ves que tu papel no evoluciona. En el otro lado del charco, las cosas son diferentes, incluso un despido puede suponer las quejas de actores reputados, el gran ejemplo se encuentra en la ya mítica serie Perdidos, con la muerte de Charlie (Dominic Monaghan) y las declaraciones furiosas del actor.
Sería iluso asegurar que no los estadounidenses no se dejan influenciar por el público. La diferencia radica en que ellos se adelantan a los hechos, no basan sus decisiones en la opinión pública. Esto es la esencia de la televisión, enganchar al espectador a través de un buen guión y no realizar un guión a través del espectador. Pero ya sabéis, a los malos tiempos buena cara, a la mala audiencia retorno de Vilches.

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