Entrevistas en programas de humor

Los programas de humor están de moda, muchos de ellos han sustituido a los programas de prensa rosa y otros han reconvertido este género dotándoles de humor. Más que "otros" debería decir 'Sé lo que hicisteis...'. Si os fijáis todos ellos han desarrollado su propio modo de entrevista, a continuación examinaré dos ejemplos para plantear una pregunta.
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Buenafuente es un curioso entrevistador. Su estructura es simple: Una breve entrevista basada en el producto que promociona (producto en sentido muy amplio, desde un libro hasta la llegada a la NBA de un jugador). Después suele realizar preguntas más amenas y curiosas para acabar con un pequeño juego. El problema viene con los políticos, donde se le ve claramente el plumero y en ocasiones es poco crítico, permitiéndoles que den su mitin particular y suele caer en la adulación. Un claro ejemplo es en esta a Nuñez Feijó, donde empieza sacando temas comprometidos (por ejemplo, los trajes de Camps) pero acaba complaciendo a su invitado.
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Pablo Motos también emplea un sistema similar de entrevista, unas pocas preguntas centradas en el producto que promociona para después realizar unas más amenas y pequeños juegos. Finalmente, Motos y el invitado acompañan a Flipi en sus experimentos. El gran problema de 'El hormiguero' es cuando el invitado va por obligación evidente o es extranjero y no se entera de lo que sucede, la entrevista resulta aburrida e incluso produce vergüenza.

Ante esta nueva situación me invade una duda: ¿Se puede considerar estas entrevistas como un género periodístico o los entrevistadores sólo pretenden entretener y no informar? Es evidente que no informan puramente, sin embargo, muchas veces consiguen mostrar la personalidad del invitado. En ese caso, tendría un valor periodístico. Sin embargo, tal y cómo se ha demostrado, muchas veces la entrevista se convierte en un juego que no aporta nada, en un panfleto político o en una entrevista fallida.

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